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“Los familiares son CÓMPLICES con el Servicio porque cooperan en la consecución de los objetivos últimos del mismo siendo esta cooperación indispensable para lograrlos.

“Los familiares son CÓMPLICES con el proyecto de calidad de vida de su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo, lo que implica un profundo conocimiento del otro, de sus necesidades, de sus gustos, de sus puntos débiles y de sus fortalezas. Ser cómplice de alguien implica caminar juntos compartiendo, entendiéndose, respetándose y apoyándose.”

A lo que SI nos referimos cuando hablamos de Familiares cómplices:

 Los familiares alientan y acompañan el proyecto de calidad de vida de su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo. El conocimiento de éstos sobre la personas con discapacidad intelectual o del desarrollo es valioso y ha de ser tenido en cuenta. El Servicio acompaña a ambos, respetando sus ritmos, procurando generar procesos que supongan “bailar acompasados, sin pisotones en los pies de ninguno de los bailarines” Los familiares de una persona con discapacidad intelectual o del desarrollo pueden ser personas que tienen o no vínculos de sangre o de ley con ella, pero que comparten el hecho de ser y sentirse parte de un sistema de ayuda mutua, dedicado a cuidar unos de otros. CADA familia es diferente a las demás. Dentro de CADA familia hay diversidad de familiares y CADA uno puede tener prioridades y preocupaciones diferentes. Las familias en general, y cada familiar en particular, se enfrentan a diversidad de situaciones vitales. Los familiares son un grupo de personas considerados los primeros apoyos naturales en la vida de la persona y por ello participan y tienen capacidad de influencia real en los procesos que les atañen a ellos y a su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo.  Los familiares deben estar capacitados, recibir apoyos y acompañamiento basado en sus preocupaciones y prioridades para favorecer las máximas oportunidades de inclusión social de su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo.

A lo que NO nos referimos cuando hablamos de Familiares cómplices:

 A considerar como familiares sólo al padre o madre de la persona con discapacidad intelectual o del desarrollo.  A etiquetar a los familiares como “sobreprotectores” o “despreocupados” y no escuchar profundamente sus necesidades, miedos o preocupaciones.  A exigir a los familiares que acepten inmediatamente decisiones que los profesionales piensan unilateralmente que son buenas para todos y cuyos riesgos asumen los familiares principalmente.  A iniciar procesos en los que los familiares no son tenidos en cuenta, o en los que su opinión se considera como menos relevante que la del “experto” profesional.  A que las necesidades o expectativas de los familiares de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo definan las metas de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.  A diseñar planes de apoyo para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que no incluyen Planes de apoyo a los familiares de ésta, para llegar a la conclusión posteriormente, si estos fracasan, de que “la culpa es de la familia que no apoya a su familiar con discapacidad intelectual o del desarrollo”